lunes, 4 de mayo de 2009

SAN PABLO EN DAMASCO Y YO, ¿DÓNDE?

Hace muchos años, aproximadamente 20 siglos hubo un joven de nombre Saulo de Tarso, en la región de Cecilia, Asia Menor, actual Turquía. Joven judío de familia acomodada; intrépido, fogoso, lleno de vida e inteligencia, distinguido por suS habilidades para el comercio, en la piedad y amor a Dios. También tuvo qué salir, como muchos jóvenes de hoy, a Jerusalén para recibir su formación superior, y supo como otros tantos, sentarse a los pies de los sabios para aprovechar las enseñanzas de vida. Pablo era un “chico de la ciudad” a diferencia de nuestro Jesús pero no se conocieron, aunque difería de él apenas algunos 8 años.

Quiero decirte, amigo EPA, que estás ante una magnífica oportunidad de acudir a la persona indicada que supo amar con “todo” a Jesús, que supo vencer cualquier obstáculo que impidiera ser fiel testigo de su fe: “Todo lo puedo en aquél que me conforta” (Fil 4, 13)

Antes de continuar la lectura quiero invitarte a leer pausadamente el siguiente texto bíblico: Hch 9, 1-9 ¿Qué dice el texto? ¿Qué te dice a ti? ¿Qué frase o actitud de los personajes te impacta más? Después continúa la lectura de este artículo.

Quieres contestarme esta pregunta: ¿Cuál ha sido el acontecimiento que en tu vida ha dejado una huella difícil de borrar?

Puedes pensar en muchos, tal vez en tu EPA como algo muy significativo y único, tras haber vivido experiencias tristes o dolorosas, o cuando el sentido de tu vida no se veía por ningún lado o cuando más autosuficiente te has experimentado que creías poder conquistar tu mundo.

Si a Pablo se le preguntara lo mismo seguramente respondería:”El acontecimiento que cambió mi vida para siempre fue el encuentro con Cristo por el camino de Damasco” (Hch 9, 1-8) porque sin duda esa experiencia en que Cristo lo ciega para hacerle ver su gran amor y su deseo de ser apóstol de los gentiles determina y marca su joven corazón, tan inquieto por la verdad. Pablo no conoce a Cristo pero una vez que en el camino de Damasco se encuentra con él no acierta sino a “desperdiciar” su juventud en la evangelización, es decir, en repartir incansablemente a Cristo y hacerlo amar. Pero sabes qué, antes de esto Pablo era un feroz perseguidor de los cristianos; de hecho iba a Damasco a “cazar discípulos” cuando Jesús lo cuestiona: “porqué me persigues” (Hch 9, 1-8); lo desarma privándolo de visión algunos días, suficientes para reflexionar en sus acciones, algo así como los días que tú has dedicado en fin de semana a tu Encuentro. Lo importante aquí es que también te contestes delante de Dios, qué impacto tuvo en ti ese Encuentro, qué tanto permití a Jesús hablar al corazón y qué tan decidido y lleno de Cristo saliste de esa “ausencia de mundo temporal” a anunciarlo y compartirlo a los descreídos de hoy, esto es, a tus compañeros de escuela o trabajo, qué tan enamorado(a) quedaste o qué tan ciego te volviste aún después de haberte encontrado con él.

Ojalá este artículo te ayude a recibir luz para tu vida, te ayude a reconocer que el camino de Damasco, por el que Cristo se hizo el encontradizo transformando al joven Pablo de Tarso, atraviesa también por las calles o avenidas de tu vida. Pablo ya no está pero Dios sigue buscando nuevos corazones, nuevas ganas de luchar por Él.

No temas, Dios te bendice, te carga de valor, te conducirá por diversos rumbos, entre muchos jóvenes más para llevar luz y vida en su Nombre. ¡ALABADO SEA JESUCRISTO!

HNA. ANGELINA CARRILLA VÁZQUEZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario